En la actualidad, la ortodoncia se ha convertido en una de las principales ramas de la odontología, ya que nos ayuda a corregir la posición de los dientes. Aunque existen muchísimas personas que desarrollan dientes encajados de forma natural, lo cierto es que muchísimas otras desarrollan los dientes torcidos, en posiciones erróneas, una mala mordida, etcétera. Esto es precisamente lo que se encarga de corregir la ortodoncia.
A continuación, queremos hablarte exactamente de qué tipos de ortodoncia existen, en función de si queremos tratar los dientes o la mandíbula, y la diferencia entre los brackets e Invisalign, entre otros tipos de ortodoncia, para que puedas entender cuándo se recomienda utilizar ortodoncia.
¿Qué es una ortodoncia?
La ortodoncia es una rama de la odontología que está especialmente centrada en problemas de mandíbula y dientes y que, como sabrás, se relaciona directamente con los aparatos dentales. De esta manera, hablamos de que los aspectos principales en los que puede ayudar la ortodoncia son: alinear los labios y los dientes para una sonrisa estética, eliminar cualquier espacio que quede entre las piezas dentales, corregir posibles problemas de paladar y de mordida, y enderezar y encajar los dientes.
Precisamente porque estos problemas empiezan a manifestarse una vez que se nos termina de completar la dentadura tras la caída de los dientes de leche, nos encontramos con que este tratamiento suele aplicarse en la mayoría de ocasiones en niños, aunque no es en ningún momento exclusivo para ellos. Puede utilizarse este tratamiento de ortodoncia a cualquier edad y en cualquier boca, puesto que esta está destinada a corregir problemas dentales de todo tipo.
Aunque parece que utilizamos la ortodoncia como una medicina con fines más bien estéticos, lo cierto es que el propósito principal es funcional para corregir cualquier alteración de desarrollo y ayudar a que se restablezca el equilibrio morfológico de nuestra boca. Unas piezas dentales torcidas o que no se encuentran en la posición adecuada pueden acarrear otros problemas en el futuro. Por lo que siempre que se pueda recurrir a la ortodoncia para corregir estos problemas va a ser lo más adecuado.
Tipos de ortodoncia
A día de hoy existen distintos tipos de tratamientos correctivos dentales en función también del problema que quiera tratarse. La ortodoncia se basa sobre todo en la oclusión, o lo que es lo mismo, la relación que existe de contacto entre los distintos dientes y las arcadas, o lo que es lo mismo, la parte de la mandíbula superior e inferior. Por este motivo, podemos encontrar en la actualidad distintos tipos de aparatos funcionales que sirven propósitos diferentes, y los cuales te explicamos al detalle a continuación:
Aparatos funcionales
Este grupo principalmente se caracteriza por los aparatos removibles que se han diseñado, sobre todo, para modificar la posición de grupos de musculatura relacionados con la mandíbula. Por ejemplo, la mayoría de estos aparatos sirve para aumentar la longitud o cambiar la posición de la mandíbula y el paladar.
Como comentamos, estos aparatos no tienen relación con los dientes y, por ello, el principal uso es para realizar una modificación funcional en la boca, aunque sí que puede derivar en cambios estructurales en la dentadura. Es precisamente por el hecho de que transforman la forma de la boca que se pueden producir desplazamientos de dientes, ya que estos aparatos funcionales afectan directamente al hueso y a la mandíbula.
Aparatos removibles
Este segundo grupo corresponde a aparatos que pueden ponerse y quitarse en todo momento, pero que en cuanto se introducen en la boca quedan fijos a los dientes. El principal uso es el de desplazar las piezas dentales mediante distintos mecanismos como pueden ser arcos, tornillos, resortes o férulas.
Es por esta razón que estos aparatos removibles, a diferencia de los anteriores, sí que actúan directamente sobre los dientes y, por lo tanto, propician un desplazamiento. En este caso, en consecuencia, no se modifica la acción de los músculos, pero sí que vemos una acción directa sobre la posición de la dentadura.
Estos aparatos removibles también se conocen en algunas ocasiones como placas y, sobre todo, se emplean para expandir los maxilares, en especial el superior, y corregir, por ejemplo, problemas de mordidas cruzadas, de apiñamiento dental o para otros movimientos dentales concretos.
Aparatos fijos
El último grupo de todos los tipos de ortodoncias que existen es el de los aparatos fijos, que también se conocen con el nombre de brackets. Esta ortodoncia se forma por distintos elementos metálicos o cerámicos que se pegan a los dientes y que utilizan varios arcos de metal para desplazar de forma individual o colectiva uno o varios dientes.
Los brackets son el tipo de ortodoncia más sofisticada y compleja que hay y, por lo tanto, componen un tratamiento más elaborado. Estos suelen utilizarse, en especial, en las dentaduras en las que se observa una mala posición dentaria, dientes torcidos o para cerrar espacios entre piezas dentales.
Antiguamente, únicamente se utilizaban los brackets metálicos, pero en la actualidad podemos encontrar también otros invisibles de cerámica que se pegan por completo a la superficie exterior de los dientes y apenas se aprecian. En algunos casos también podemos encontrarnos con aparatos fijos que se colocan en la cara interna de los dientes y que, por lo tanto, se aprecian todavía menos.
Este tipo de aparato fijo al no poder ponerse y quitarse suele conllevar una necesidad de mejorar la higiene bucal, ya que esto se torna más complicado durante el proceso. Así que hablamos de un tipo de aparato que va a necesitar un seguimiento continuo durante todo el proceso.
Dentro de este grupo, podemos encontrar varios tipos de ortodoncia fija, que son los siguientes:
- Ortodoncia invisible. Más conocida con el nombre de Invisalign, es la más popular en la actualidad y completamente personalizable, ya que se utiliza una férula fabricada con el patrón de la boca de cada cliente. Estas se cambian aproximadamente cada dos semanas y son muy cómodas e higiénicas.
- Brackets de metal. Esta es la que se ha utilizado durante muchos años y que utiliza brackets metálicos. Estos corrigen tanto problemas de mordida, de alineación de dientes o de posición.
- Brackets de cerámica o de porcelana. Al igual que la ortodoncia metálica, es un tipo de bracket, pero más estético, ya que utiliza un color blanco que se disimula con los dientes. El problema de este tipo de brackets es que son más sensibles que los metálicos y también más caros.
- Brackets de zafiro. Al igual que el caso anterior, estos también son brackets transparentes y que se disimulan bastante bien. Una de las ventajas es que son más cómodos que los anteriores y más resistentes, pero es un tipo de tratamiento más lento.
- Ortodoncia lingual. Este otro tipo de ortodoncia invisible se diferencia de las anteriores porque se coloca en la parte trasera de los dientes, de modo que es completamente invisible.
Consejos sobre qué ortodoncia elegir
Una vez que ya conocemos cuáles son los tipos de ortodoncia que existen, lo siguiente será comprender qué tipo de ortodoncia es mejor para cada circunstancia. Tal y como ya hemos explicado en los apartados anteriores, no es lo mismo un aparato fijo de brackets metálicos que un aparato funcional, que va a modificar la estructura del paladar. Por lo que a la hora de escoger ortodoncia vamos a fijarnos sobre todo en nuestra problemática.
Si tienes dudas, siempre puedes acudir a una clínica de ortodoncia profesional, como https://www.aviñomira.com/ortodoncia/, donde sus profesionales podrán asesorarte sobre cuál es la mejor ortodoncia para tu boca. Además, allí darán un estudio personalizado para valorar qué tratamiento es mejor.
Aun así, las dudas más habituales vienen en el ámbito de los aparatos fijos, ya que muchas personas no tienen claro si es mejor la ortodoncia invisible o los brackets. En estos casos, va a ser importante tener un conocimiento sobre nosotros mismos y saber si padecemos problemas bucodentales de forma habitual. Las ortodoncias invisibles son más estéticas y cómodas, además de higiénicas, sin embargo, al no ser cien por cien fijas, cómo sucede con Invisalign, el proceso puede hacerse demasiado lento si nos quitamos el aparato con demasiada asiduidad. También son más costosas económicamente.
Por otro lado, dentro de los brackets fijos, la principal diferencia suele ser la estética, ya que los metálicos son completamente visibles, los de cerámica se disimulan un poco más. Además, los brackets metálicos son más económicos y resistentes, pero, por el contrario, puede causar más llagas o rozaduras. Los brackets de zafiro son estéticos y resistentes, pero el proceso de movilización dental es más lento. Los brackets de cerámica son más frágiles y, aunque son más estéticos, siguen utilizando un arco metálico, por lo que no son cien por cien invisibles.
Finalmente, la ortodoncia lingual puede ser otra excelente opción si queremos que no se nos vea absolutamente nada el aparato. Este tipo de tratamiento también ayuda mucho a la correcta higiene bucal, sin embargo, son los que más afectan a la lengua y pueden dificultar un poco el habla, por lo que es algo a tener en cuenta.
Con todo esto, como puedes observar, existen tanto ventajas como desventajas de los brackets, así que vas a tener que valorar cuál de ellos se adapta mejor a tus necesidades en función de comodidad estética, precios, resistencia y tiempo del tratamiento.